Reseña. Dead Man Down


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Dead Man Down (Marcado para morir en México y La venganza del hombre muerto en España) es una de esas joyitas que se perderan entre los blockbusters en la taquilla, aunque su calidad es superior a la mayoría de estos.  Una película de acción, con una buena historia, sin cabos sueltos, inteligente, con románce incluido y que nos tiene al filo del asiento hasta el final.

El responsable de este film es Niels Arden Oplev, un cineasta Danés conocido por la película original de La chica del dragón tatuado (también protagonizada por Noomi Rapace). Quien cuenta muy atinadamente una historia de venganza y amor con dos personajes rotos por la tragedia: Victor (Collin Farrell) uno de los mandaderos de un mafioso (Terrence Howard) y Beatrice (Noomi Rapace) una cosmetóloga con el rostro marcado, producto de un accidente automovilístico. Beatrice y Victor se ven de ventana a ventana en sus edificios, una noche deciden salir y a partir de ese momento sus mundos chocarán. El de ella un mundo se sufrimiento por la deformación del rostro, el acoso de los niños del barrio y el agobio de una madre, que como toda buena madre busca el mejor momento para avergonzarla frente a su pretendiente. El de él un mundo de crimen y muerte, cerca de un mafioso (Terrence Howard) que vive en la paranoía y un mejor amigo (Dominic Cooper) que con una recién nacida busca subir en la organización.

Lo que me gusta de esta película es que justifica cada momento y acción de los personajes sin que se vean forzadas las situaciones, incluso la acción que se ve real (sin llegar a la exageración). La relación entre los dos personajes principales es entrañable, es lo que cada uno necesita para reparar su camino y buscar la redención, pero antes deberán dejar a un lado sus rencores.

Si la encuentran veánla. Un film de acción de una rara belleza, como sus Beatrice (Noomi Rapace) una de sus protagonistas.

Por cierto muy buena música.

Acerca de Carlos Rosales

"En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y, sin embargo, disfrutamos de nuestra supuesta superioridad sobre aquellos que someten a nuestro juicio su vida y su obra. Disfrutamos con las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer. Pero la amarga verdad que los críticos debemos enfrentar es que, en el gran plan de las cosas, cualquier vulgar pieza de basura tiene más significado que la crítica que escribimos para descalificarla. Pero hay ocasiones en las cuales un crítico verdaderamente se arriesga en el descubrimiento y la defensa de algo nuevo. Anoche disfruté de algo nuevo: una cena extraordinaria, procedente de una fuente singular e inesperada. Decir que ese plato y su creador han desafiado mis prejuicios es subestimar groseramente lo ocurrido. Me han conmovido hasta la médula. En el pasado no he ocultado mi desprecio por la famosa frase del Chef Gusteau: cualquiera puede cocinar. Pero no ha sido hasta ahora que he sido capaz de entender realmente lo que quería decir: no cualquiera puede ser un gran artista, pero un gran artista puede surgir de cualquier lugar. Es difícil imaginar orígenes más humildes que aquellos del genio que cocina ahora en el restaurante de Gusteau, quien es, en la opinión de este crítico, nada menos que el mejor chef de Francia. Retornaré pronto a lo de Gusteau, con hambre de más." Ratatouille

Publicado el 05/31/2013 en Cine, Inicio y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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